El debate por el desembarco de las SAD me lleva siempre a la misma pregunta: ¿qué representación mental tiene una persona que dice que está a favor de las SAD? ¿Qué ve? ¿En qué carajo piensa?
Porque más allá de los ejemplos y contraejemplos, de un lado y del otro, pienso en las esencias. ¿Qué idea de fútbol tiene una persona que está a favor de las SAD? ¿Cómo lo concibe? ¿Qué espera de él?
Seguramente toda esa gente piensa QUIERO LA COPA y asocia al fútbol con las copas grandes, las que todos quieren saber cuánto pesan. Probablemente no esté pensando en el fútbol 5 que juega una vez por semana, en los pibes en la plaza, en las pibas que ahora son bienvenidas al babi y las categorías inferiores, en todo lo otro que pasa en un club donde, además, se juega al fútbol.
No está pensando en la pelota hecha con un bollito de papel o una latita pisada, rebotando contra las paredes del patio de la escuela, en los miles de penales que se patean a diario entre dos árboles, en el arco hecho con un par de ojotas en la arena.
Creer que el fútbol es la Premier, la Champions, las tres estrellas, y nada más, es olvidarse de lo esencial: el fútbol no se puede comprar. El fútbol no es, ni será, de ninguna sociedad anónima, el fútbol es, como dijo Marcelo Bielsa durante la última Copa América, una “propiedad popular”, el fútbol es felicidad, es gratuito, es horizontal.
Horizontal. Igualador de toda jerarquía y categoría posibles.
Una vez soñé que hablaba con un dirigente político y él me preguntaba “¿y por qué necesitamos astrónomos en el Partido?”. La conversación se extendía a lo largo del sueño, pero mi respuesta se resume más o menos así:
“Sabés qué pasa Hermes – le decía yo- que mirar para arriba nos pone a todos bajo el mismo techo. No importa la casa donde vivo, el piso que camino, la ropa que me pongo, el cielo es el mismo y nos subyuga a todos por igual”.
Todas las civilizaciones miraron el cielo, incluso la nuestra. Hoy el cielo cuenta otro tipo de historias, historias que ya no hablan de dioses, sino de datos. Pero la astronomía, como el fútbol, es gratuita, es popular, es felicidad. Necesitamos más astrónomos para mostrar que, además, es horizontal.