Manuel Gonçalves Granada es hijo de Gastón Roberto José Gonçalves, quien vivió hasta sus 25 años cuando fue privado de su libertad y desaparecido, el 24 de marzo de 1976, en la estación de tren de Escobar en la localidad de Zárate, por un grupo de personas armadas, pudiendo tener como destino el buque Murature o el Tiro Federal de Campana. Su madre, Ana María del Carmen Granada, fue estudiante de Arquitectura en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y trabajadora escenográfica como egresada del Teatro Colón, tenía 23 años al momento de ser asesinada en San Nicolás el 19 de noviembre de 1976. Ambos padres fueron docentes alfabetizadores del Ministerio de Educación de la Nación, en la Dirección Nacional de Educación de Adultos (DINEA) en la zona de Escobar, provincia de Buenos Aires, con la Juventud Peronista (JP). Militaron en la JP, y luego en la organización Montoneros. Entre sus compañeros y amigos, él era “El flaco” y ella “Any”, “Gigio” o “Enana”.
La historia que Manuel nos narra llega hoy a nosotros gracias a que su madre, momentos antes de ser asesinada, resguardó a su bebé de 5 meses de las balas y las granadas con las que las fuerzas conjuntas del Ejército, la Policía Federal, y la Policía de la Provincia de Buenos Aires, atacaron la propiedad donde ellos se hallaban. Lo hizo ocultando al niño en el ropero de la casa en la cual encontraban refugio junto a otra pareja perseguida y sus dos hijos de 3 y 5 años. Así fue como Manuel fue el único sobreviviente de aquel allanamiento y destrucción ilegal de la vivienda, y de la masacre entera de la familia Amestoy-Fettolini y su madre, Ana María del Carmen Granada. El bebé, en aquel momento de 5 meses, fue internado en el hospital de San Nicolás durante cuatro meses con custodia policial debido a graves problemas respiratorios tras el operativo conocido como “la masacre de la calle Juan B. Justo”, a causa de la exposición a los gases lacrimógenos que utilizaron las fuerzas durante el ataque. Al tiempo, el 15 de febrero de 1977, el Juzgado de Menores, por decisión del juez Juan Carlos Marchetti, dio al niño en adopción al matrimonio Novoa, familia que tiene una relación de parentesco con el juez, sin efectuar ninguna averiguación sobre su familia biológica. Con ellos vivió como Claudio Novoa hasta los diecinueve años, siendo consciente, desde temprana edad, de que era adoptado y pensando que su familia lo había abandonado, sin imaginarse que era hijo de desaparecidos. El padre adoptivo murió cuando Manuel tenía apenas 3 años, y la madre después de que él cumpliera los 29 años (aproximadamente). Cuenta Manuel, que su madre apropiadora no estuvo al tanto de su origen hasta el momento en el que Abuelas lo encontró. Certeza que sostiene por conversaciones sobre el tema que mantuvo con ella mientras estuvo viva. Sin embargo, tiene sospechas de que algún miembro de la familia estaba al tanto de la verdadera naturaleza de su adopción.
El acto delictivo, cometido por el juez responsable del involucramiento, encubrimiento y apoyo de la apropiación ilegal de Manuel, fue denunciado hacia fines del 2008. Tras incontables dilaciones e irregularidades durante el juicio, el juez Villafuerte Ruzo decidió, para 2010, sobreseer a los cuatro acusados en la causa, entre ellos Juan Carlos Marchetti, argumentando que “la supresión y sustitución del estado civil fue realizada por la propia madre del menor, Ana María del Carmen Granada, quien también sustituyó su identidad y se consignó en el acto como María Cristina Loza, madre de Manuel Valdez”; o pretextos tales como la falta del reclamo del niño a tiempo por parte los abuelos o el padre de la criatura, quienes no tenían noción del paradero ni destino de sus hijxs y nietxs, o, en el caso del padre, se encontraba desaparecido. No conformes con la sentencia de Villafuerte, influenciada por subjetividades personales del juez y carente de argumentos sólidos, ya que entendemos que la persecución sistemática del gobierno dictatorial empujó a los perseguidos políticos hacia la clandestinidad y, por lo tanto, a utilizar otro nombre para preservar su vida y la de su familia, el 13 de julio de 2011 la fiscalía y las querellas recusó al juez.
No es la primera vez que Villafuerte Ruzo se opone al avance de la justicia en materia de delitos de lesa humanidad, razón por la cual existe otro pedido de recusación en una causa contra Luis Abelardo Patti, asesino del padre de Manuel. Patti quien se desempeñaba en aquellos años oscuros de nuestra historia como jefe de policía de la comisaría de Escobar, fue procesado y condenado en 2011 por la privación Ilegítima de la libertad, tormentos y homicidio del padre de manuel: Gastón Roberto José Gonçalves, a quien, el 2 de abril del 76´, fusilaron e incineraron al costado del río Luján en un operativo de “traslado” de prisioneros ilegales de la comisaría de Escobar que nunca llegó a destino. Su cuerpo fue transportado por el equipo de bomberos a una fosa común en el Cementerio de Escobar, donde años mas tarde el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) encontró el cadaver de Gaston y de 3 victimas más del crimen cometido por la policía, que a su vez, formaba parte de un crimen mayor: el plan sistematico de tortura, desaparicion y asesinato que desplegaron los militares sobre todo el territorio argentino. Para este momento, Luis Abelardo Patti, ya ocupando el cargo de intendente del municipio de Escobar, intentó oponerse, entorpeciendo la exhumación de los cuerpos para su posterior investigación, con el fin de salvar su pellejo.
Contrario a lo que puede pensarse, no fue el hallazgo de Gastón lo que permitió identificar el origen genético de Manuel, ya que el cuerpo fue encontrado un año después de que él recuperara su identidad. Las Abuelas de Plaza de Mayo llegan a Gastón por una investigación iniciada por ellas sobre los casos de operativos policiales-militares de desaparición o asesinato de personas donde habían sobrevivido bebés. Es así como hallan el caso de “la masacre de la calle Juan B. Justo”. El EAAF, quien continuaba la investigación de Abuelas, reuniendo los datos pre mortem aportados por las familias de desaparecidos, los testimonios de distintos vecinos, y en contacto con el hospital y el juzgado de menores, se hizo con la hazaña de acceder al expediente de adopción y supieron que ese bebé se llamaba Claudio Noboa y que vivía en el sur del Gran Buenos Aires.
El verdadero desafío de la investigación no solo primaba en encontrar a lo que había sido un bebé de 5 meses luego de 20 años de desaparición, con toda la dificultad que implica la pérdida de información por el mero paso del tiempo, sino también los entorpecimientos, desviaciones y ocultamientos realizados adrede por distintas instituciones, como el hospital o el juzgado de menores que negaron información fundamental en la investigación, para impedir que los intereses, privilegios e impunidad de quienes fueron cómplices de aquel crimen se vieran vulnerados.
Así fue como, abierto el caso de su asesinato, en 1995 se identificó el cuerpo de Ana María del Carmen Granada, enterrada en el Cementerio Municipal de San Nicolás como NN, a través del entrecruzamiento de huellas dactiloscópicas. Lo que permitió que para ese mismo año, el EAAF ubique a Manuel, toque su puerta y le cuente su historia. Él, que pensaba que su familia lo había abandonado, que si nadie lo buscó era porque no lo querían y que, por ende, estaba negado a conocer e indagar en su origen, se encontró con un giro sorprendente en la historia: tenía toda una familia buscándolo hacía 20 años, y su madre había usado sus últimos momentos de vida para resguardarlo de la muerte.
Sin embargo, fue recién en 1997 que el joven pudo realizar las pruebas inmunogénicas que, en comparación con la información del Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG), confirmaron su verdadera identidad. Para estas épocas, las técnicas o principios de reconocimiento genético más utilizados en el ámbito científico eran el ADN mitocondrial, el marcador molecular RFLP y la antigua técnica del HLA. El rol de la genética en nuestro caso particular cumple el papel de apoyo o confirmación de la hipótesis ya planteada. Es el contexto en el se investiga el caso y las pistas de reconstrucción recolectadas lo que lleva a encontrar a ese bebé adoptado de manera ilegítima, y es el análisis genético el que termina confirmando su vinculación parental. Contrario a lo que sucede en el caso de muchos otros nietxs donde los primeros y principales datos con los que se cuenta para identificar a la persona apropiada es una muestra genética, son ejemplos de ellos muchos casos de nietxs que se acercan voluntariamente a la fundación Abuelas porque dudan previamente de su identidad.
El contexto histórico en el cual es recuperado Manuel está caracterizado por la exigencia ardiente de los Organismo de Derechos Humanos por la memoria, la verdad y la justicia, pero también por una incapacidad o desinterés del Estado Nacional en dar respuesta a dichos reclamos. Solo por hacer un repaso rápido de nuestra historia política reciente, para 1995 el país se encontraba bajo el gobierno de Carlos Raul Menem, seguían vigentes las leyes de punto final y obediencia debida, y los genocidas del terrorismo de Estado seguian impunes a raíz de los indultos a las juntas militares del 89´ y 90´, lo que impulsó con más fuerza los reclamos por justicia de las agrupaciones de DDHH. Además, esta efervescente época tiene un condimento adicional: fue en 1995 que el capitán Scilingo confesó y expuso a la opinión pública el final de muchos desaparecidos y torturados en la dictadura en los famosos “Vuelos de la muerte”, de los cuales él formaba parte.
A su vez, y en respuesta a aquella reprochable decisión del Estado Nacional para olvidar y permitir la impunidad de los culpables del terrorismo de Estado en nuestro país, surguió la organización H.I.J.O.S. que exigía justicia por sus historias y las de miles de argentinos más. Así como los escraches de H.I.J.O.S., esta época estuvo repleta de diversas formas de manifestación en contra de las políticas de olvido, y del plan económico neoliberal, el mismo que fue iniciado por los gobiernos militares y continuado por el gobierno de Menem. Ubicándonos en este contexto histórico, es reprochable aunque no así extraño que instituciones tales como el hospital o el juzgado de menores, quienes tiene la obligación de cooperar con la justicia hacia el camino de la verdad, o como mínimo no entorpecer los procesos de las investigaciones abocadas a ese fin, respondan de forma negativa ante la búsqueda de nietxs que los involucran.
En esta hecatombe social, política y económica, Matilde Pérez encontró a su nieto, Gaston Gonçalves (hijo) a su hermano, y Manuel descubrió, después de 19 años de vida, su verdadero nombre, a su familia biológica y su historia real, recuperando así su identidad. Cuenta Manuel en varias entrevistas lo extraño que es conocer a tu familia a los diecinueve años y cómo fue reconstruir ese vínculo, que como es de esperarse, tomó su tiempo. En su primer encuentro como hermanos con Gastón, dice que estuvieron ocho horas conversando e intercambiando experiencias de la vida para conocer todos aquellos detalles que, las personas que no sufrimos una apropiación o un robo de un familiar, damos por sentados de nuestros parientes. Se remarca la frase “su primer encuentro como hermanos” ya que Manuel cuenta en una entrevista de radio una anécdota particular con Gaston: tres meses antes de descubrir su identidad Manuel estaba en Mar del Plata con sus amigos viendo que una banda que ellos escuchaban iba a tocar y deciden sacar las entradas para ir a ver a “Los pericos”. Durante el show Manuel y un compañero de viaje estuvieron por un rato cerca del escenario comentando sobre el bajo particular que tenía el bajista. Meses después, cuando Manuel pregunta porque aún no podía conocer a su hermano, le comentan que estaba de gira en España, ya que era el bajista de Los Pericos, el mismo chico que manejaba el bajo que observaba Manuel meses atrás.
La familia entera tuvo la tarea de actualizarse por los diecinueve años de vida que la dictadura les arrebató. Sobre esto Manuel comenta que, tanto él como su familia, tienen una mirada muy positiva de ello, no pretenden lamentarse por siempre los diecinueve años que les robaron, están contentos de poder estar juntos y de generar algo bueno de acá en adelante. Conocer a su abuela Matilde fue un respiro y una caricia hacia la herida que tuvieron abierta por años la familia Gonçalves y muchas que siguen buscando a sus nietxs.
La deuda es enorme e impagable, pero recuperar a lxs nietxs aliviana el dolor de tanta tragedia. Matilde, con el tiempo, le dio a conocer a Manuel la vida de sus padres a través de su relato. En un principio, las historias que contaba Matilde sobre sus papás lo incomodaban ya que, en palabras de él mismo, “sentía que no me había ganado un lugar como hijo de ellos”. Idolatraba tanto a esos seres maravillosos con historias asombrosas de lucha y justicia social que no se sentía digno de ellxs. Comenzó entonces a visitar a amigxs de sus padres e incluso barrios populares donde ellxs militaban para que le cuenten otras cosas, otras versiones de lo que fueron. Sin embargo, los relatos seguían hablando de seres maravillosos, de personas que le habían dado la oportunidad de aprender a leer y escribir a adultxs que no tenían un acceso formal a la educación. Así que, aunque lo intentó, no pudo evitar idealizarlxs. Es así como consiguió recuperar el vínculo con sus padres. A pesar de solo poder conocerlos por el relato de terceros los siente presente en su vida.
Además, la historía que conoce Manuel sobre su abuela Matilde es un ejemplo claro que nos demuestra cómo el golpe de Estado y el plan sistematico de persecución y tortura, afectó a toda la sociedad civil y no solo a los desaparecidos. Resulta ser que a Matilde también la secuestraron. Tiempo después de la desaparición de su compañero Gaston (Padre), Ana Maria Granada visitó a su suegra, Matilde, para avisarle que no tenía noticias de Gastón y que, por un tiempo, no iba a tener contacto porque también se sentía perseguida. Minutos después de que Ana Maria se fuera, rompieron la puerta del departamento de la abuela de Manuel y un grupo de hombres, que entraron a buscar a Ana Maria Granada, se llevaron a Matilde, la encapucharon, la pusieron en un auto, la bajaron y la metieron en una sala, en un lugar que ella desconocía, la ataron a una silla en el centro de esa sala, y la torturaron un día entero. Tras un día completo en ese lugar le dicen ‘señora váyase’. Matilde les planteó que no sabía dónde estaba, ella no tenía siquiera plata para viajar, ‘salga señora, salga’, le dijeron, y cuando salió se dio cuenta que estaba en la comisaría de su barrio, así que volvió caminando a su casa.
La manera en la que la dictadura militar irrumpió en la vida de la familia de Manuel, el descaro con el que lo forzaron a vivir una mentira durante diecinueve años de su vida, y la necesidad de seguir recuperando las piezas perdidas del rompecabezas de muchas familias afectadas, impulsó a Manuel a involucrarse activamente en la lucha por la memoria, verdad y justicia que llevan adelante las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, junto con las muchas organizaciones civiles de derechos humanos.
Manuel habla de su historia y de su presente y dice: “creo que lo más importante y lo más sano para nosotros es hacer el ejercicio de sentirse pleno como persona y a partir de ahí poder hacer algo bueno con esta historia que es durísima, que pesa mucho, que inevitablemente está presente todos los días”. Hoy en día cumple el rol de director ejecutivo de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi), además de ser miembro de la comisión directiva, responsable de la Casa por la Identidad en el Espacio Memoria (ex ESMA). Es una figura política pública reconocida que está presente en muchos actos conmemorativos relacionados con el tópico y en diversas conferencias de prensa sobre recuperación de nietxs, tanto como representante de la CONADI, como militante de DDHH y como nieto recuperado. Un acto destacable en su historia fue el renombramiento de la sala pediátrica del hospital de San Felipe con su nombre “Manuel Gonçalves Granada” en el año 2023, sala en la cual estuvo internado cuatro meses con custodia policial hasta ser adoptado irregularmente por la familia apropiadora Novoa.
En el año 2000 Manuel fue padre de una niña llamada Martina, quien fue anotada en el registro civil como Martina Novoa al momento de nacer, ya que el cambio de documentación aún no estaba hecho. A los cinco años de la niña, Manuel cuenta que fueron juntos al registro civil a modificar su nombre y el de su hija. Para él fue una experiencia movilizadora, en la cual tomó la decisión no solo de cambiarse el apellido por el de su padre y madre biológica, sino también de utilizar el nombre que ellos habían elegido para él: ser Manuel, en vez de Claudio. Sin embargo comenta que vivirlo con su hija lo convirtió en un momento muy lindo ya que ella lo tomó bien, como algo muy natural, con una alegría que lo ayudó mucho a transitar el proceso. Martina también tuvo que aprender su historia, y cuando salieron del registro le comentó: “Bueno, papá, ya tenemos nuestros verdaderos nombres, igual yo siempre me voy a llamar Martina, ¿no?”
Así como la historia de Manuel, existen otras 139 historias que podemos conocer en detalle gracias al esfuerzo y la lucha de los organismos de derechos humanos, de las madres, de las abuelas y de, ahora, lxs nietxs recuperadxs, que lograron encontrar a la descendencia de aquella generación asesinada, para revelarles su verdadera identidad. Por aquellas historias, y por las 300 historias que faltan, tenemos la obligación moral como argentinxs de adueñarnos y empaparnos de nuestra historia, de que el dolor de cada madre y de cada abuela nos interpele y lo sintamos propio, para seguir reclamando con garra memoria, verdad y justicia.
Anexo:




Bibliografía
https://www.abuelas.org.ar/prensa-y-difusion/noticias/204
https://abuelas.org.ar/nietas-y-nietos/275
https://rutevte.suteba.org.ar/biografias/goncalves-gaston-roberto-jose
https://www.abuelas.org.ar/prensa-y-difusion/noticias/2041
https://rutevte.suteba.org.ar/biografias/granada-ana-maria-del-carmen
https://www.educacionymemoria.com.ar/manuel-goncalves https://www.elespectador.com/colombia-20/paz-y-memoria/historia-nieto-robado-durante-la-dictadura-argentina-hallado-por-abuelas-de-plaza-de-mayo-manuel-goncalves/