Proyectos | “Los Melli” – Restitución de identidad de los mellizos Matías y Gonzalo Reggiardo Tolosa

“Los Melli” – Restitución de identidad de los mellizos Matías y Gonzalo Reggiardo Tolosa

Por Melina Giménez y Ariel Giordano

En tiempos donde nadie escucha a nadie
En tiempos donde todos contra todos
En tiempos egoístas y mezquinos
En tiempos donde siempre estamos solos

Habrá que declararse incompetente
En todas las materias de mercado.                                                                                                                                

FITO PÁEZ

BUSCANDO HUELLAS, RECUPERANDO VIDA

La singularidad de la genética ha permitido avances significativos en la identificación de personas, lo cual es crucial en muchos contextos, desde la medicina hasta la justicia. En el caso de Argentina, la labor de las Abuelas de Plaza de Mayo es un ejemplo poderoso de cómo la genética puede ayudar a restablecer la identidad y la conexión familiar en situaciones tan dolorosas como las desapariciones forzadas. Su trabajo no solo busca justicia, sino también sanar heridas y reunir a familias que fueron separadas de manera trágica. Cada ser humano posee un conjunto único de características genéticas, y, a excepción de los gemelos idénticos, no hay dos personas con la misma composición genética. Este conocimiento, junto con los avances en genética humana en las últimas décadas, ha permitido el desarrollo de técnicas de identificación genética. Estas técnicas se han utilizado en medicina para transfusiones de sangre, trasplantes de órganos e identificación de restos humanos. Además, dado que las características genéticas se heredan, también han sido fundamentales para establecer relaciones de parentesco.
Durante la última dictadura militar en Argentina, se llevaron a cabo secuestros y desapariciones de disidentes, lo que incluyó a niños cuyos padres fueron asesinados o que nacieron en cautiverio de mujeres embarazadas que también fueron asesinadas tras dar a luz. Estos niños fueron entregados por los militares como un «botín de guerra» a personas vinculadas al poder, como miembros de las fuerzas de seguridad, médicos militares y amigos de jueces corruptos.
La organización Abuelas de Plaza de Mayo se ha dedicado a buscar a estos niños y a investigar cómo podrían ser identificados adecuadamente, estableciendo su conexión con sus familias biológicas.

Desde 1984 estas técnicas se han empleado en un número grande de casos por mandato judicial y han permitido la identificación de niños hijos de desaparecidos por la dictadura militar. Algunos de estos casos resultaron en controversias de diverso tipo, por razones políticas, familiares, psicológicas y/o sociales. En estas controversias lo primero en cuestionarse ha sido la validez de las pruebas de identificación genética y la certeza de sus conclusiones.

El seguimiento de estos temas en los medios de difusión evidenció una gran ignorancia y confusión pública sobre el significado e interpretación de estas pruebas. Este es un tema en sí muy complejo y delicado

ENTRE DOS PRÓLOGOS

En 1983 al finalizar la dictadura militar, el entonces presidente Raúl Alfonsín designó a Ernesto Sábato para presidir la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) integrada por importantes personalidades de la cultura. Sus objetivos fueron: Investigar las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura, averiguar el destino de las personas desaparecidas, determinar la ubicación de niños sustraídos a sus padres, denunciar a la justicia cualquier intento de ocultar pruebas y emitir un informe final.

El informe final de la CONADEP, conocido como Nunca Más, fue una prueba clave en el Juicio a las Juntas Militares. La CONADEP abrió 7380 legajos con denuncias de desaparición de personas y de torturas cometidas por los ex integrantes del último gobierno de facto; contabilizó que habían desaparecido 8960 personas; relevó la existencia de 340 centros clandestinos de detención y puso al descubierto, en papeles, los atroces métodos de la represión de Estado. Todo eso fue volcado en un informe de cincuenta mil páginas que se le entregó a Alfonsín y que llegó al público bajo la forma de un libro: «Nunca más».

Sábato fue el redactor del prólogo original de dicho libro. Sin embargo, ese texto generó controversias .

El prólogo comenzaba así: «Durante la década del 70, la Argentina fue convulsionada por un terror que provenía tanto desde la extrema derecha como de la extrema izquierda».

Sábato decía que apoyaba cualquier cosa que denunciara todo lo que fuera falso, despreciable, sucio, corrupto e hipócrita. El 20 de septiembre de 1984, el escritor le entregó el informe de la comisión al presidente Alfonsín.

Algunos organismos de derechos humanos aseguraban que el texto original defendía la «teoría de los dos demonios»: por un lado, la guerrilla sostenida por la extrema izquierda, por otro lado, los militares y la patria financiera de la extrema derecha. En el medio los “inocentes”. Y si hay inocentes, los extremos son culpables, desdibujando el terrorismo de estado. Sábato en ese prólogo hace una valoración moral.

El neoliberalismo en los años 90 dejó una huella profunda en la concepción política, económica y social de Argentina. La nación venía atravesando una crisis general, en un mundo totalmente cambiante, con un nuevo orden social, político y económico por un lado y de nuevas relaciones de poder.

Las medidas impulsadas por el neoliberalismo de ajuste, endeudamiento, reducción del estado y de inversión como única receta, ahondaron más la crisis y justificando estas medidas en nombre de una modernización. El neoliberalismo reduce a los actores sociales a individuos.

La democracia transcurre atravesada por las leyes de impunidad: 1986, la Ley de Punto Final. 1987, levantamiento carapintada. Ley de Obediencia Debida. 1989, 1990 Indulto. Según Menem, encontrar la reconciliación nacional. Hoy diríamos cerrar la grieta. 1991, la convertibilidad que quita herramientas al estado y sin embargo, “El Estado es esta ilusión bien fundamentada, es ese lugar que existe porque se cree en su existencia” (Bourdieu).

Tiempos de impunidad. Crisis del 2001, explosión del modelo neoliberal.

El poder no solamente oprime, sino que fabrica consensos, establece la orientación subjetiva y produce una trama simbólica que funciona de modo “invisible”, naturalizando las ideas dominantes y donde siempre(…) esconde su acto de imposición” (Jorge Alemán).

Las políticas públicas deben ser pensadas desde lo colectivo y basadas en la  ampliación de derechos y que son los procesos sociales tejidos alrededor del surgimiento, desarrollo y resolución de problemáticas que una sociedad compleja, considerada como un sistema de interpretación del mundo donde se van a entrelazar los sistemas simbólicos y los imaginarios sociales (o Estado) consideran cruciales para la reproducción del orden social, es la toma de posición del Estado frente a una determinada cuestión socialmente problematizada y que requiere una necesaria acción desde el derecho de los diferentes actores.

El Gobierno encabezado por Néstor Kirchner decidió incorporar un nuevo prólogo a la última edición del informe.

El nuevo texto, firmado por la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, fue agregado a la edición del 30° aniversario del golpe de Estado de 1976, previo al prólogo redactado anteriormente por el presidente de la CONADEP, el escritor Ernesto Sábato.

En la nueva edición puede leerse la posición del gobierno de Kirchner: «Es preciso dejar claramente establecido, porque lo requiere la construcción del futuro sobre bases firmes, que es inaceptable pretender justificar el terrorismo de Estado como una suerte de juego de violencias contrapuestas como si fuera posible buscar una simetría justificativa en la acción de particulares frente al apartamiento de los fines propios de la Nación y del Estado, que son irrenunciables».

Los cambios entre ambos prólogos revelan la emergencia de una nueva lectura del pasado que busca oficializarse. Esta incluye las determinaciones materiales para explicar el terror y los crímenes y, especialmente, cuestiona el derrotero asumido por la democracia desde 1983 en su tratamiento, proponiéndose a sí misma como fundante de un nuevo tiempo. Sus rasgos comunes nos advierten de la perdurabilidad de una matriz de la memoria

MILITANCIA

María Rosa nació en la ciudad de La Plata. Su familia la llamaba «Machocha«. Juan Enrique Reggiardo Oldani nació en Florencio Varela. En 1972 ingresó a la Facultad de Arquitectura, donde conoció a su compañera, María Rosa Tolosa. “Quique” como lo apodaban, participaba de la Juventud Universitaria Peronista. Tuvieron que mudarse constantemente a partir del golpe de estado.

El 9 de febrero de 1977 Juan Enrique fue secuestrado en la imprenta donde trabajaba, Hemigraf de Lanús Este. Esa misma tarde, María Rosa, embarazada de seis meses, fue secuestrada mientras esperaba un colectivo en Lanús.

La madre de Juan Enrique, Antonia Oldani, también fue secuestrada y desaparecida y sus restos fueron hallados en 2011.

Juan Enrique y Rosa fueron llevados al Centro Clandestino de Detención “La Cacha». En mayo de 1977, Rosa fue trasladada a la maternidad de la cárcel de Olmos para dar a luz mellizos: Gonzalo Javier y Matías Ángel. Los niños fueron apropiados y recién en 1993 recuperaron su identidad. En octubre de 2012, gracias a la labor del Equipo Argentino de Antropología Forense se identificaron los restos de Juan Enrique. Por su caso fueron condenados numerosos imputados en diciembre de 2014 en el marco de la causa 3389/12, conocida como “La Cacha”, ante el Tribunal Oral Federal Nº1 de La Plata.

LOS MELLI

Por denuncias de familiares de otra detenida-desaparecida, Abuelas de Plaza de Mayo comenzó a investigar la posibilidad de que los mellizos inscriptos como hijos propios por un subcomisario de la Policía Federal, Samuel Miara, genocida y torturador conocido como “Cobani” o el “Turco González”, fueran apropiados. En 1985, lograron que un juez ordenara realizar los análisis inmunogénicos, pero Miara, junto a su esposa, Beatriz Castillo, y los niños, se fugó al Paraguay. Cuando se consiguió la extradición del matrimonio, tras la caída de la dictadura de Stroessner en el país vecino, se pudo efectuar el examen en el Banco Nacional de Datos Genéticos, que en octubre de 1989 confirmó que eran los hijos de María Rosa y Enrique. En noviembre de 1991 la Justicia les restituyó su verdadera identidad.

Por intromisión de personas extrañas al caso y por la violenta campaña desatada en los medios de comunicación contra la restitución de los niños apropiados, se entorpeció la relación que habían comenzado a entablar con la familia biológica materna. Hasta alcanzar la mayoría de edad, Gonzalo y Matías vivieron con una familia sustituta. Sus padres y su abuela Antonia permanecen desaparecidos.

“Tardamos muchos años mi hermano y yo en reconstruir la imagen de nuestra familia y nuestra identidad.” (Matías, testimonio publicado en  la página de Abuelas de Plaza de Mayo)

“En una historia como la mía, la falsa disyuntiva que siempre se pone en juego es vivir en una mentira feliz o en la verdad dolorosa. Y en realidad las cosas te terminan demostrando que la mentira feliz no existe”, ha afirmado Matías.

Tuvieron que esperar muchos años para conocer la verdad. Era un enigma sin respuesta en el expediente, cómo habían llegado a las manos de un policía federal habiendo nacido en un centro comandado por el Ejército.

Con su mellizo Gonzalo declararon en los juicios de La Plata sobre el centro La Cacha donde nacieron. Tienen grandes diferencias sobre la agrietada política argentina, pero no sobre su identidad y restitución.

La relación es fluida con él, con su tía Lita y con su tía Estela, que vive en Estados Unidos. Lo mismo con sus primos.
Hasta hace unos años, Gonzalo tenía en su billetera la foto de su mamá. Ahora lleva dos fotos de sus amores presentes, Ximena y su hija adolescente. “Con el paso de los años pude conocer mucho más de quiénes eran mis papás y ahora puedo hablar con mi hija sobre ellos y sobre mí”, cuenta con visible alivio.
Los mellizos no saben con certeza qué día nacieron. Los Miara les dijeron que su cumpleaños era el 16 de mayo. Por los datos que tienen, habrían nacido el 27 de abril del año 1977. Gonzalo festeja ese día. Matías también. Las idas y venidas muestran a los mellizos con profundas coincidencias cuando hablan sobre su identidad. También sobre lo que siempre necesitaron y no consiguieron: que Samuel Miara y Beatriz Castillo les dijeran la verdad. Murieron sin aportarles datos sobre María Rosa Tolosa y Juan Enrique Reggiardo. “Nunca admitieron nada”, repite Gonzalo.

Castillo falleció en 2018 y Miara murió condenado por otros delitos de lesa humanidad el día de su cumpleaños número 75, el 17 de abril de 2019.
Con su tío Eduardo Tolosa, aquel de cuya casa se escapaban cuando 30 años atrás rechazaban la restitución, pudieron revincularse con mucho cariño.

Los dos son papás. Matías de un varón y Gonzalo de una nena. Gonzalo volvió a casarse. Se enamoró de otra nieta, Ximena Vicario, una de las primeras en ser restituidas.
Matías se mudó primero a Santa Fe, se casó con una periodista rosarina, María Coda, trabajó en el Banco Provincia en el puesto de su papá, y ahora acaban de mudarse a Italia para empezar una nueva vida.

IDENTIDAD

Las búsquedas de las Abuelas de Plaza de Mayo pueden compararse con un rompecabezas, donde las piezas sueltas comenzaron a unirse, transformando las búsquedas individuales en colectivas. Hoy, junto con los jóvenes que recuperaron su identidad y las familias que aún buscan a sus seres queridos, han formado un grupo que sigue adelante con la ardua tarea de localizar a los niños apropiados.

La genética ha llegado a niveles que seguramente Mendel no podía ni imaginar. El ADN, el material hereditario de todos los organismos, se transmite de generación en generación y contiene la información necesaria para la creación de proteínas que realizan funciones específicas en el cuerpo. Esta información genética se organiza en genes y cromosomas. La expresión genética es un proceso unidireccional, donde el ADN se transcribe a ARN y luego se traduce en proteínas que realizan acciones celulares.

La huella genética, permite determinar la identidad de una persona a partir de las secuencias únicas de ADN. Se usa en investigaciones criminales, pruebas de paternidad y otras aplicaciones forenses. Dos muestras de ADN pueden ser comparadas para ver si coinciden, lo que permite identificar a una persona con una probabilidad muy alta. La huella genética es una forma precisa de identificación, mucho más confiable que las huellas dactilares.

El ADN está formado por cuatro bases nitrogenadas: adenina, guanina, citosina y timina, cuya secuencia específica define nuestra identidad genética. Las variaciones genéticas, llamadas polimorfismos, permiten que cada persona tenga un ADN único. Los polimorfismos pueden involucrar cambios en la secuencia de bases o en el tamaño de las secuencias, como inserciones, deleciones o repeticiones.

Un ejemplo de variabilidad genética son los antígenos de histocompatibilidad HLA, que juegan un papel clave en el sistema inmunológico y en los trasplantes de órganos. Los antígenos HLA son producidos por varios genes, y sus combinaciones son tan variadas que es casi imposible que dos personas no emparentadas tengan la misma. Esta técnica es utilizada para identificar personas y fue clave en la identificación de los mellizos Matías y Gonzalo Reggiardo Tolosa.

Al inicio de su búsqueda, las Abuelas se enfrentaron al desafío de identificar a sus nietos sin contar con la generación de sus padres. Para resolver este problema, la comunidad científica desarrolló el «índice de Abuelidad», una técnica genética que puede establecer filiaciones con una probabilidad del 99,99%. En 1984, la genetista Mary Claire King y su equipo trajeron esta técnica a Argentina, donde se usó por primera vez para ayudar en la identificación de los niños desaparecidos.

Esta prueba permitió el reconocimiento de la primera nieta recuperada. El caso fue tan exitoso que en el año 1987 se creó por Ley de la Nación 23.511 el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG), con el objeto de “obtener y almacenar información genética que facilite la determinación y esclarecimiento de conflictos relativos a la filiación”.

La labor de las Abuelas de Plaza de Mayo fue clave en el desarrollo de la técnica de identificación genética conocida como “índice de abuelidad”, que permite saber con certeza la identidad de una persona desaparecida o cuyos padres fueron asesinados por la dictadura (1976-1983), a partir de muestras de sangre de otros parientes.

Los procedimientos y las bases de datos genéticos dedicados a facilitar la identificación de víctimas de desaparición forzada y de supresión de identidad en el período de la dictadura, lograron recuperar hasta hoy 139 nietos.

La base de datos del Banco, así como la proveniente de restos óseos a través del Equipo Argentino de Antropología Forense, pueden aportar datos acotados en contexto temporal y geográfico, ya que los casos deben estar justificados por una hipótesis de crimen de lesa humanidad, historial de la persona que busca, correlación de lugares y otros indicios.
Con las muestras de los familiares correspondientes hay intervención judicial, y para conjurar el riesgo de falsos positivos no hay una búsqueda indiscriminada sino que, aun buscando marcadores genéticos, se cruzan de acuerdo a procedimientos preestablecidos.
Se trabaja con frecuencia en la población con 15 marcadores genéticos estandarizados internacionalmente, contrastándolos con muestras de quienes resultaron ser familia de la víctima, y esas muestras no son de libre disponibilidad sino que se contrastan por una disposición judicial.

Il vecchio mondo sta morendo. Quello nuovo richiede tempo per apparire. E in quel chiaroscuro emergono i mostri. Antonio Gramsci

NUNCA MÁS

«La fuerza y la alegría de las Madres está en los jóvenes que tienen Memoria» Taty Almeida

LA MEMORIA EN MARCHA SE MULTIPLICA Y COMO BRÚJULA NOS INTERPELA Y TRANSFORMA

Contra el relativismo y el negacionismo, contra el olvido, porque negar los crímenes de la dictadura es legitimar la violencia estatal.

ANEXO DE IMÁGENES

15 DE DICIEMBRE DE 1983-  ALFONSIN CREA LA COMISIÓN NACIONAL SOBRE LA DESAPARICIÓN DE PERSONAS (CONADEP)
GUSTAVO Y MATÍAS REGGIARDO TOLOSA
10 DE AGOSTO DE 1983 – LA GENETISTA MARY CLAIRE KING EXPLICA A LAS ABUELAS ESTELA DE CARLOTTO Y NÉLIDA NAVAJAS CÓMO SE DETERMINA EL “ÍNDICE DE ABUELIDAD”
TRABAJADORES DEL BANCO NACIONAL DE DATOS GENÉTICOS JUNTO A ABUELAS, NIETOS Y NIETAS.

BIBLIOGRAFÍA:

https://www.genome.gov/es/genetics-glossary/Huella-genetica

Huella genética

https://www.educ.ar/recursos/fullscreen/show/27173

Filiación, identidad, restitución, 15 años de lucha de abuelas de plaza de mayo

https://www.conicet.gov.ar/homenaje-a-la-genetista-mary-claire-king-impulsora-del-indice-de-abuelidad/#:~:text=El%20%C3%8Dndice%20de%20abuelidad%20es,y%20su%20nieto%20o%20nieta.

Homenaje a la genetista Mary-Claire King, impulsora del índice de abuelidad

Genética forense: la receta amorosa de las abuelas

https://www.pagina12.com.ar/570081-a-llorar-en-casa-y-luchar-afuera-el-mensaje-de-estela-de-car

https://www.pagina12.com.ar/777091-estela-de-carlotto-nada-esta-perdido-si-seguimos-luchando-ju

https://gualeguaychu.gov.ar/redaccion/taty-almeida:-_la-fuerza-y-la-alegria-de-las-madres-esta-en-los-jovenes-que-tienen-memoria_

https://www.lanacion.com.ar/cultura/conadep-su-vinculo-con-los-derechos-humanos-nid1369654

https://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1851-95042007000100003

https://www.educ.ar/recursos/fullscreen/show/27173

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