Proyectos | Jose Bustamante Garcia. Nieto restitución el 18 abril de 2017.

Jose Bustamante Garcia. Nieto restitución el 18 abril de 2017.

Aiello Brenda, Nicola Tatiana Vanesa, Mendieta Cristina

La historia de José Bustamante García es una de las muchas que han marcado la lucha por la memoria, la verdad y la justicia en Argentina. Nacido en julio de 1977 en plena dictadura militar, José, durante casi 40 años, vivió bajo una identidad falsa, sin saber que era hijo de desaparecidos. Sin embargo, en 2017, después de décadas de búsqueda e incertidumbre, gracias a la intervención y perseverancia de Abuelas de Plaza de Mayo y el trabajo del Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) permitió confirmar su verdadera identidad gracias a un análisis de ADN. José logró descubrir la verdad sobre su origen. La noticia cambió su vida, pero también le dio la oportunidad de reconectar con su historia y con su familia biológica.

   José nació en cautiverio en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), el mayor centro clandestino de detención. Su madre, Iris Nélida García, había sido secuestrada mientras estaba embarazada de tres meses, junto a su compañero, Enrique Bustamante, en enero de 1977, en el barrio porteño de San Telmo. Ambos eran militantes de Montoneros. Fueron detenidos y desaparecidos por la dictadura militar.

   Enrique Bustamante, conocido como «El Lobo», tenía 25 años cuando fue parte de la organización Montoneros. Militaba en las villas de Barracas y barrios de la zona. Había nacido en Buenos Aires en 1951 y, después de hacer la secundaria en el colegio “Revolución de Mayo”, cumplió con el servicio militar obligatorio en el Regimiento I de Patricios. Pero su vida estaba marcada por la militancia y la lucha, una constante en su día a día.

   Iris Nélida García, o «Tita», «Pajarita», y más tarde conocida como «La Lobita» en los últimos días de su cautiverio, también era militante. Nacida en Mendoza en 1952, estudiaba Sociología cuando se unió a la Juventud Universitaria Peronista (JUP) y luego a Montoneros. Al igual que Enrique, trabajaba en las villas de Barracas y San Telmo, comprometida con la lucha social y política. En el momento de su secuestro, cursaba un embarazo de tres o cuatro meses.

   El secuestro de Iris Nélida García y Enrique Bustamante se produjo a manos de la Policía Federal. La pareja fue detenida el 31 de enero de 1977 en la pensión donde vivían, ubicada en el barrio porteño de San Telmo. Durante su cautiverio, ambos fueron llevados al Club Atlético, un centro clandestino de detención que funcionaba en el sótano de un edificio en San Telmo, donde fueron torturados y desaparecidos. A lo largo de su cautiverio, Iris fue vista embarazada por otros prisioneros, y su compañero, Enrique, fue identificado por sobrevivientes como «El Lobo», apodo que luego sería clave para la investigación de su identidad. Iris, con su embarazo ya avanzado, fue trasladada a la ESMA, donde dió a luz a un varón. Fue asistida durante el parto por el médico militar Jorge Luis Magnacco, quien formaba parte del régimen represivo de la dictadura. Tras el parto, el bebé fue separado de su madre, y sin que nadie más supiera qué ocurrió, el rastro de Iris y Enrique desapareció. A partir de ese momento, José fue ilegalmente apropiado y criado por personas ajenas a su familia biológica, siendo registrado con una identidad distinta. 

   A lo largo de su vida, José creció sin saber la verdad sobre sus orígenes. Fue criado por su madre adoptiva en Puerto Belgrano y luego en Río Cuarto, Córdoba, donde vivió su infancia. A pesar de tener una vida feliz, desde niño José sabía que no era hijo biológico de sus padres. En su relato, recuerda cómo su madre le explicó que no era hijo biológico poco después de la muerte de su padre adoptivo en 1985, aunque nunca profundizó en el tema. 

   El nacimiento de Juan no fue un acto aislado. El hecho de que Iris diera a luz en la ESMA fue un claro reflejo de la brutalidad del régimen y del plan sistemático, que utilizaba a los prisioneros, incluso a las mujeres embarazadas, para someterlas a torturas, privación de libertad y despojarlos de sus derechos más fundamentales. 

   En 2004, la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI) comenzó a investigar a «Tita», una detenida embarazada que había sido vista en el Club Atlético y la ESMA, y a “Lobita” como dos casos de embarazos diferentes. Pasaron algunos años en descubrir que “Tita” y “La Loba” eran la misma persona, Iris Nélida García, gracias a testimonios de sobrevivientes. Durante este proceso, también se identificó a Enrique Bustamante, aunque su desaparición no había sido denunciada hasta ese momento ya que no había familiares para contactar debido que sus padres ya habían fallecido. Fue recién en 2010 que una prima de Enrique se acercó a la Secretaría de Derechos Humanos y presentó la denuncia dando sus datos y el ADN de Amado Bustamante, un tío de ambos que vivía en Burzaco, lo que permitió que la familia Bustamante fuera incorporada al Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG).

   El procedimiento común consiste en tomar una muestra de sangre, que luego es procesada por el Organismo mencionado. Estas muestras se analizan y se comparan con las muestras de ADN de los posibles nietos recuperados para confirmar la identidad biológica. En el caso específico de la prima de Enrique, fue clave para ayudar en la identificación de José Bustamante, ya que los análisis genéticos permitieron vincularla con él, confirmando que él era su familiar directo y, por lo tanto, hijo de Iris y Enrique. 

   Para llegar a la identidad de José Bustamante, se utilizó la prueba de ADN, que es la técnica genética más confiable para identificar a las personas y establecer vínculos biológicos, especialmente en el contexto de los “nietos recuperados”. El proceso de identificación se llevó a cabo en varias etapas. En primer lugar se recolectó la muestra de ADN de familiares cercanos (en éste caso, la prima de Enrique Bustamante donó una muestra de ADN al BNDG). Esta muestra fue clave, ya que se comparó con el ADN de José Bustamante. En segundo lugar, se realizó la comparación genética. Los análisis de ADN consisten en extraer y comparar segmentos específicos del ADN de la muestra donada, con las muestras genéticas de José Bustamante. Estos segmentos corresponden a marcadores genéticos que se heredan de los padres biológicos. Luego se espera la confirmación de la identidad en base a la coincidencia de estos marcadores genéticos, lo cual se estableció que la muestra de la prima de Enrique compartía una identidad genética con José Bustamante, confirmando que él era su sobrino, y por ende, hijo de Enrique Bustamante e Iris García. La técnica usada en este caso es la tipificación de ADN mediante la reacción en cadena de la polimerasa (PCR), que permite amplificar y analizar secuencias específicas de ADN, haciendo posible identificar parentescos a través de la coincidencia de los marcadores genéticos heredados.

   José recuerda cómo la búsqueda de su identidad estuvo impulsada en gran medida por el nacimiento de su hija Victoria, cuando comenzó a sentir que no podía dejarle a sus hijas un futuro con una identidad incompleta. «A partir de ahí tuve que correr el eje de prioridades. Sentí que no podía negarme a saber una verdad, pero no podía negárselo a mis hijas», confesó en una entrevista. Esta decisión fue difícil, pero necesaria y decidió realizarse un primer estudio genético en 2013, que dio negativo. Sin embargo, el 18 de abril del 2017, se realizó una segunda prueba genética que incluyó nuevos marcadores, la cual confirmó que José era hijo biológico de los desaparecidos Iris García y Enrique Bustamante. En julio de 2017, José se encontró por primera vez con su familia biológica, un encuentro que resultó profundamente emotivo. 

   Sin embargo, el proceso no fue fácil para él. Recordó cómo, durante años, evitó profundizar en su origen por miedo a las consecuencias que esto podría tener para su madre adoptiva, a quien quería proteger. Jose relató cómo empezó a cuestionarse su origen e identidad. Fue después del año 2000, cuando comenzó a ver los spots televisivos de Abuelas de Plaza de Mayo que “se puso en la superficie algo que estaba muy abajo escondido”, señala sobre ese cambio social y político.

   Así como Jóse, la sociedad argentina, vivió muchos años en la ignorancia respecto a la magnitud de la tragedia provocada por la dictadura. La información sobre los desaparecidos y los crímenes de la dictadura no siempre estuvo al alcance de todos. La desinformación, en gran parte impulsada por el régimen, contribuyó a que la verdad permaneciera oculta. Un ejemplo de esta manipulación se refleja en las versiones falsas publicadas en periódicos, expuestas en la muestra permanente de la Casa de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, como la de Norma Arrostito: diciendo que a Norma Arrostito la habían asesinado el mismo día de su secuestro, pero la tuvieron en cautiverio en la ESMA, bajo tortura y condiciones inhumanas. O la de una niña a la cual hacen referencia que sus padres la abandonaron cuando en realidad, sus padres fueron uno de los tantos secuestrados y desaparecidos por la dictadura.

Fuente: H.I.J.O.S. Capital. Tapa de periodico La Razon.

   El testimonio de los familiares también fue crucial en el proceso. La prima de Enrique, Blanca Bustamante, expresó su emoción al saber que finalmente se había restituido la identidad del joven, ya que habían decidido aportar el ADN de su tío Amado Bustamante a pesar de que se encontraba senil pero que siempre quiso saber que había en pasado con “Enriquito”. José también reflexionó sobre la denuncia tardía de la desaparición de su padre Enrique, que no fue formalizada hasta 2010, gracias a Blanca. Este retraso en la denuncia refleja una realidad común entre las familias de los desaparecidos: la desinformación, el miedo y el temor a las represalias hicieron que muchas personas tardaran en hacer visibles los crímenes de la dictadura. 

   El gobierno de Néstor Kirchner (2003-2007) en Argentina marcó un giro significativo en la relación del Estado con la dictadura militar y sus crímenes de lesa humanidad. Cuando Kirchner asumió la presidencia en 2003, encontró un país marcado por la impunidad y las políticas de olvido de los años anteriores. Durante la década de los 90, bajo los gobiernos de Carlos Menem, se habían otorgado indultos a muchos responsables de los crímenes de la dictadura, y las leyes de «Punto Final» y «Obediencia Debida» habían cerrado muchos de los juicios pendientes. Una de las primeras medidas de Kirchner fue la anulación de las leyes de impunidad. En 2003, el gobierno de Kirchner comenzó un proceso de revisión de estos indultos y la anulación de las leyes, logrando que el Congreso derogara las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, lo que permitió la reapertura de los juicios por violaciones a los derechos humanos cometidas durante la dictadura.

   En 2004, se creó la Secretaría de Derechos Humanos en su gobierno, que comenzó a investigar y documentar los crímenes de la dictadura. También promovió la recuperación de la identidad*de los niños y niñas apropiadas durante la dictadura, apoyando a Abuelas de Plaza de Mayo y otras organizaciones en su lucha por la restitución de la identidad de las víctimas. En ese mismo año reconoció públicamente los 30.000 desaparecidos y emitió un decreto de exhumación que permitió la identificación de víctimas enterradas de forma anónima y la recuperación de los restos de los desaparecidos.

   En 2006, se dictó una sentencia histórica contra los responsables de los crímenes en la ESMA, y varios de los involucrados fueron condenados. Otros juicios relevantes durante su gobierno incluyen la Causa de la Junta, en la que se enjuició a varios de los líderes militares de la dictadura. Néstor Kirchner también impulsó la construcción del Memorial a los 30.000 desaparecidos, que se erige en el Parque de la Memoria, en Buenos Aires. Este espacio fue concebido para recordar a las víctimas del terrorismo de Estado y para educar sobre los crímenes ocurridos durante la dictadura.

   En cuanto a Jorge Luis Magnacco, quien trabajó como obstetra en la ESMA y asistió tanto a Iris como a otras tantas mujeres en el parto, fue beneficiado por las leyes de amnistía pero cuando en 2005 anularon las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, fue condenado a 15 años de prisión por ser autor penalmente responsable de los delitos de sustracción, retención y ocultamiento de menores haciendo incierto su destino.

   Años después, en la década de 2010, José Bustamante García se vería implicado en una etapa distinta pero igualmente significativa de la historia argentina. Durante el gobierno de Mauricio Macri (2015-2019), la sociedad vivió un contexto político de fuertes tensiones y debates sobre el pasado reciente. En 2017, se generó una gran movilización social a raíz de una decisión de la Corte Suprema de Justicia que avaló el «2×1», un fallo que implicaba la reducción de la pena para algunos genocidas condenados por crímenes de lesa humanidad durante la dictadura. Ante este fallo, las Madres de Plaza de Mayo, entre otros grupos de derechos humanos, salieron a la calle para expresar su rechazo, organizando una marcha masiva que rechazaba esta decisión y reivindicaba los derechos de las víctimas del terrorismo de Estado. La consigna central de esa movilización fue «No al 2×1», y fue una manifestación de la persistente lucha por la memoria, la verdad y la justicia.

   En 2018, los debates sobre la última dictadura militar argentina continuaron abordando temas clave como la memoria histórica, la justicia por crímenes de lesa humanidad y la importancia de los estudios locales. Se discutió la manera de nombrar los crímenes estatales y el régimen autoritario de los años setenta, así como las discusiones sobre los juicios de lesa humanidad y el camino de la justicia en Argentina.

Iris Nelida Garcia. Desaparecida el 31 de enero de 1977 en la ciudad de Buenos Aires. Embarazada de tres meses.   
Enrique Bustamante. Desaparecido el 31 de enero de 1977 en la ciudad de Buenos Aires.

Bibliografía

Texto clase 2- Lecturas históricas del Nunca Más. Fuente: H.I.J.O.S. Capital.

Si te gustó esta nota podés compartirsela a quien vos quieras.

Nos ayuda un montón cuando le cuentan a alguien que existimos y que hacemos estas cosas.
 ¡Gracias por ser genial!
Scroll al inicio