Autora: Ludmila J. Menéndez
Edición: Pula Alvarez
Pedro Sandoval Fontana es uno de los nietos recuperados por las Abuelas de Plaza de Mayo en Argentina. Su historia está marcada por la represión sistemática durante la última dictadura cívico-militar (1976-1983), cuando miles de personas fueron secuestradas y desaparecidas por su militancia política, y muchos de sus hijos fueron robados y criados con identidades falsas. Pedro, restituido como el nieto recuperado número 84, recuperó su identidad en el 2006, luego de vivir durante más de 25 años bajo una identidad falsa.
Pedro es hijo de Dominga Eva Fontana y Jose Ramon Sandoval, una pareja de militantes de la organización Montoneros, que luchaban en contra de la dictadura cívico-militar. Ambos fueron secuestrados en 1978, cuando Dominga estaba embarazada de 7 meses. La madre dió a luz a Pedro en cautiverio, pero, como sucedió en muchos otros casos, el bebe fue inmediatamente secuestrado y separado de su madre.
En 2006, Pedro Sandoval Fontana fue localizado y contactado por Abuelas de Plaza de Mayo, quienes le ofrecieron realizarse una prueba de ADN para confirmar su identidad. Tras acceder al análisis genético, los resultados confirmaron que era hijo de Dominga Eva Fontana y Jose Ramon Sandoval, pudiendo así recuperar su verdadera identidad luego de estar más de dos décadas viviendo en una mentira.
La restitucion de su identidad resulto un paso fundamental en la busqueda de justicia y reparacion para las victimas del terrorismo de Estado en Argentina. Además, simboliza una victoria para las Abuelas de Plaza de Mayo, quienes han dedicado tiempo y esfuerzo en encontrar a los nietos desaparecidos.
El caso de Pedro Sandoval Fontana tiene un profundo significado en el contexto de la última dictadura cívico-militar en Argentina y pone en debate varios ejes centrales sobre las interpretaciones de ese período:
En primer lugar, el plan sistemático de apropiación de bebés, donde la dictadura argentina no solo ejecutó un plan sistemático de secuestro, tortura y desaparición de opositores políticos, sino que también robó y apropió a los hijos de los desaparecidos. Estos bebés, nacidos en cautiverio o secuestrados junto a sus padres, fueron entregados, en muchos casos, a familias vinculadas al régimen militar y criados bajo identidades falsas. El caso de Pedro Sandoval es un ejemplo de este plan de apropiación, que buscaba eliminar cualquier rastro de la oposición política y silenciar las voces de las víctimas. Este tipo de crímenes se consideran delitos de lesa humanidad por su carácter sistemático y organizado.
En segundo lugar, el derecho a la identidad y la lucha de las Abuelas de Plaza de Mayo, que con su trabajo, han dedicado décadas a la búsqueda de sus nietos robados, un eje fundamental en la reconstrucción de la memoria y el proceso de justicia en Argentina. La restitución de la identidad de Pedro fue un logro de esta lucha incansable. El derecho a la identidad es uno de los pilares de los derechos humanos, y su violación durante la dictadura, fue una de las prácticas más crueles del régimen.
Finalmente, el lema “memoria, verdad y justicia”, refleja la importancia del caso de Pedro Sandoval en el proceso de memoria histórica en Argentina. La recuperación de identidades es parte de un proceso de reparación para las víctimas y sus familias, y contribuye al juicio y castigo de los responsables de los crímenes de la dictadura. Este caso también resalta cómo la impunidad y el ocultamiento de crímenes eran parte integral del régimen militar. La restitución de identidad de personas apropiadas no sólo tiene valor personal, sino que es un símbolo de resistencia contra el olvido y de la construcción de una sociedad que valora la verdad y la justicia.
El año 2006 marca un punto de inflexión en la historia de los derechos humanos en Argentina. Ese año se reanudaron los juicios por crímenes de lesa humanidad, luego de años de impunidad en los que las leyes de Obediencia Debida y Punto Final habían frenado la posibilidad de juzgar a los responsables. Con el impulso de un nuevo prólogo en el informe “Nunca Más”, que incluyó un enfoque más amplio sobre las responsabilidades estatales y una denuncia clara del terrorismo de Estado, el 2006 simboliza una reactivacionn de la busqueda de justicia y de la memoria historica.
La restitución de Pedro Sandoval Fontana en este contexto adquiere un valor especial, su identidad recuperada se une a un momento de apertura y revisión histórica en el país. Este avance fue también un respaldo a las políticas de derechos humanos que tomaron fuerza en esos años, con un gobierno que provee la revisión y anulación de leyes que habían beneficiado a los perpetradores. Así, la historia de Pedro no solo es un logro personal, sino un símbolo de la lucha Nacional por la verdad y la justicia en un momento en que Argentina renovaba su compromiso con la memoria histórica y el respeto a los derechos humanos.
Por otro lado, el análisis genético jugó un rol central en la restitución de la identidad de Pedro como también la de muchos otros/as nietos/as. En 2006, cuando se confirmó la identidad de Pedro Sandoval Fontana, la genética forense (en particular las técnicas de análisis de ADN) ya habían alcanzado un alto grado de desarrollo y precisión. Aunque las pruebas genéticas comenzaron a utilizarse en el ámbito judicial a fines de los 80, para 2006 las técnicas de identificación por ADN estaban consolidadas y se usaban ampliamente para casos de filiación, incluyendo la identificación de personas desaparecidas.
En la década del ‘80, específicamente en el año 1987, se creó la Base Nacional de Datos Genéticos, como una herramienta clave para la identificación de personas desaparecidas durante la dictadura cívico-militar. Las técnicas de análisis de ADN, en particular el uso de ADN nuclear, permiten establecer parentescos con una precisión del 99,99%. Este análisis compara el ADN de personas apropiadas con el de familiares biológicos.
El uso de ADN mitocondrial también fue clave en casos donde sólo había familiares maternos. Estos avances permitieron confirmar la identidad de Pedro, siendo un pilar en la lucha por los derechos humanos y la restitución de identidad, impulsadas por las Abuelas de Plaza de Mayo. La ciencia genética se consolidó como una herramienta crucial para la justicia y la reparación histórica en Argentina.
La Corte Suprema ya aceptaba plenamente los resultados de las pruebas de ADN como prueba irrefutable en los casos de apropiación de niños. La identificación genética se usaba tanto para restituir identidades, como para llevar a juicio a los responsables de estos crímenes.
El trabajo de las Abuelas de Plaza de Mayo, junto con los avances de la genética, fue decisivo para desmantelar el encubrimiento de los crímenes del régimen militar y devolver la identidad a decenas de nietos apropiados.
El caso de Pedro Sandoval Fontana no solo representa un hito en la lucha por la restitución de identidades, sino que también se inscribe en un contexto de avance científico en genética forense. A mediados de la década de 1980, Argentina se convirtió en un referente mundial en el uso de pruebas genéticas para identificar a personas desaparecidas. La creación de la Base Nacional de Datos Genéticos en 1987 fue un paso crucial, permitiendo almacenar y comparar muestras de ADN de familiares biológicos con personas apropiadas ilegalmente durante la dictadura. Este banco de datos, junto con el desarrollo de técnicas de ADN nuclear y mitocondrial, consolidó la genética como una herramienta esencial de la justicia y un soporte fundamental en la búsqueda de la verdad y la reparación histórica.
Para 2006, cuando se confirma la identidad de Pedro, las técnicas de ADN ya estaban ampliamente validadas, con una precisión que permite establecer parentescos casi de forma irrefutable. Este progreso permitió a las Abuelas de Plaza de Mayo respaldar sus hallazgos y facilitar procesos de restitución con un aval científico sólido. El caso de Pedro Sandoval evidencia cómo los avances en genética no solo apoyaron la búsqueda de la identidad, sino que también se convirtieron en una herramienta de denuncia y prueba en los juicios contra los perpetradores de los crímenes de lesa humanidad.
El caso de Pedro Sandoval Fontana es emblemático dentro del plan sistemático de apropiación de bebés llevado a cabo por la dictadura en Argentina. A través del análisis genético, fue posible restituir su verdadera identidad, luego de más de dos décadas de vivir bajo un nombre falso. Su historia es un ejemplo de la importancia de la genética en la recuperación de identidades y pone en evidencia los crímenes cometidos por el régimen militar, así como la lucha de las Abuelas de Plaza de Mayo por la Memoria, Verdad y Justicia en Argentina.
La historia de Pedro, como la de tantos nietos recuperados, es un testimonio vivo del horror y la violencia sistemática ejercida por la dictadura. Tras años de vivir en una farsa, Pedro pudo finalmente conocer su origen gracias al trabajo incansable de las Abuelas de Plaza de Mayo y la ciencia genética. Su historia forma parte del proceso de Memoria, Verdad y Justicia, que sigue siendo fundamental en la Argentina post-dictatorial.