Florencia es hija de Susana Leonor Siver y Marcelo Carlos Reinhold, y nació el 15 de enero de 1978 en el Hospital Naval de la ciudad de Buenos Aires.
Marcelo y Susana tenían 22 años, estaban casados, eran estudiantes de Derecho en la UBA y militaban en la Juventud Universitaria Peronista, así como en la organización guerrillera Montoneros.
Unos años antes, el 24 de marzo de 1976, las Fuerzas Armadas llevaron a cabo un golpe de estado que dio lugar a la última dictadura cívico-militar, la cual finalizó en 1983. A partir de esta toma del poder, se dio inicio a un plan de persecución, detención, tortura y exterminio sistemático en todo el territorio Argentino, que priorizaba la lucha contra la subversión. Pero, ¿qué consideraba la Junta Militar como subversión? La percibían como una amenaza interna al propio país, eran quienes buscaban subvertir el orden, claramente esta definición abarcaba a muchos sectores de la población haciendo imprevisible determinar quién podía ser considerado un posible subversivo.
Susana fue secuestrada el 14 de agosto de 1977, estando embarazada, en la casa de su suegra en Haedo, unas horas después también fue secuestrado su esposo por el Servicio de Inteligencia Naval, y ambos fueron llevados a la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). Hasta la actualidad ellos siguen desaparecidos, pero se sabe parte de qué les pasó por relatos de sobrevivientes.
Ambos fueron interrogados y torturados, se encontraban en el mismo sector, pero solo podían comunicarse cada tanto cuando los llevaban al baño al mismo tiempo. En octubre del mismo año llevaron a Susana al sector destinado para las embarazadas. En noviembre pudo pasar un rato con su marido y despedirse, porque al otro día “trasladaron” a Marcelo y fue desaparecido.
En enero de 1978 Susana fue llevada al hospital para parir por cesárea, segun testimonios de sobrevivientes fue el día 15 de ese mes porque coincidió con el día del asesinato de Norma Arrostito. Después de dar a luz la devolvieron a la ESMA y le permitieron estar con su hija, a la que nombró como Laura, aproximadamente por 15 días hasta que los militares las separaron, diciéndole que iban a llevar a Laura con sus abuelos, algo que jamás sucedió.
Durante esta dictadura, las Fuerzas Armadas establecieron como doctrina que los hijos de los subversivos no se educaran con odio a las instituciones militares. La práctica de esa doctrina consistió en secuestrarlos y darlos en adopción a otras familias, generalmente relacionadas a las Fuerzas Armadas, cortando todo lazo con su familia biológica. Por esto, luego de pasar sus primeros días con su madre, el médico militar Aldo Clemente Chiappe entregó a Florencia a la familia de Juan Carlos Lavia, un médico amigo suyo y compañero de guardia.
En marzo de 1982, Luisa Bermudes de Reinhold, la madre de Marcelo, denuncia las desapariciones en Abuelas de Plaza de Mayo, la organización de derechos humanos que se encarga de restituir nietos apropiados a sus familias legítimas.
Aportes de la ciencia a la búsqueda de identidad
A principios de la década de los 80, se utilizaban los test de HLA (Antigeno Leucocitario Humano) a través de un análisis de sangre que determinaba la compatibilidad genética. Estos test generalmente se utilizaban en casos de identificación de paternidad, pero se vuelve más complicado obtener un resultado eficaz si falta una generación de por medio.
Las Abuelas pensaron cómo podían lograr identificar a sus nietos y llevaron a cabo una investigación que culminó con la creación del índice de abuelidad. Este método utiliza el ADN mitocondrial, que se transmite generacionalmente sólo por vía materna sin grandes modificaciones. Por lo tanto el ADN mitocondrial del nieto o nieta es el mismo que el de la abuela materna, lo que permite identificar el parentesco saltándose una generación.
Para 1984 se utilizó por primera vez el índice de abuelidad, que, a partir de la obtención de las muestras de material genético de los nietos y de las abuelas, se analizan y se comparan. Con una fórmula estadística, se calcula este índice, que garantiza un 99,99% de eficacia para determinar el parentesco biológico. Este descubrimiento sirvió también para que se pueda utilizar como prueba ante la justicia.
Para resolver la identidad de las personas apropiadas durante la dictadura, a mediados de la década de los 80 se presentó la idea de crear un banco para almacenar los perfiles genéticos y poder identificar a los nietos y nietas en cualquier momento, y ya para 1987 se creó mediante la Ley 23.511 el Banco Nacional de Datos Genéticos donde hasta el día de hoy se encuentran las muestras de los familiares que buscan a sus hijos o nietos, y de los que sospechan ser hijos de desaparecidos, otorgándole la posibilidad a los nietos de buscar su propia identidad.
Florencia siempre tuvo la sospecha de ser hija de desaparecidos. Cuando ella tenía 21 años, Juan Carlos Lavia se lo comentó en el momento en que él se encontraba atravesando una enfermedad oncológica. Le explicó que ella había llegado a la familia a través de su compañero Chiappe, le preguntó si conocía el trabajo de la organización de Abuelas, y le dijo que si quería investigar su historia podía hacerlo por ese camino.
Pero el punto de inflexión en la vida de Florencia ocurrió cuando decidió ser madre y tuvo sus propios hijos. En ese momento no podía evitar pensar en la idea de sus padres, que ella no había querido ver hasta ese momento. Pensaba en su madre embarazada viviendo la tortura, y a lo largo de su propio embarazo se encontraba relacionandolo con el de su madre, hasta el punto de no poder dejar de pensar en eso.
Luego de vivir esta situación, decidió comunicarse con la organización de Abuelas. Le advirtieron que, si ella se negaba a hacer el análisis de manera voluntaria, podían juntar las pruebas necesarias para llevar su caso a la justicia y ordenarle que realice el análisis. Sin embargo, Florencia ya estaba decidida a hacerlo. Aunque fue muy difícil para ella, explicó que su necesidad por saber qué había pasado y reconstruir su vida era muy grande, y que su deseo de proteger había llegado a un límite.
En junio de 2011 Florencia accedió a realizarse el análisis de ADN en el Banco nacional de datos genéticos, y el 2 de agosto del 2011 se determinó que su ADN incluía 99,9% de las familias Reinhold Siver, y fue cuando finalmente pudo conocer a su familia biológica.
Para esta época las técnicas de identificación por ADN avanzaron significativamente gracias a los desarrollos en genética. Ya no se utiliza únicamente el índice de abuelidad, sino que se acompaña de técnicas que utilizan otros marcadores genéticos descubiertos a partir de la investigación del genoma humano, como podrían ser los SNPs (polimorfismos de nucleótido único) y los STRs (short tandem repeats).
Al utilizar una mayor cantidad de marcadores moleculares que permiten identificar diferentes alelos en las secuencias de ADN y compararlos entre el material genético de los nietos y sus familiares, se puede obtener un resultado con mayor grado de especificidad. En estos casos la capacidad de identificación depende de 3 factores: la composición del grupo familiar (cantidad de información genética que pueda obtener el Banco nacional de datos genéticos); la frecuencia de los diferentes alelos; y la cantidad de marcadores que se analicen, al aumentar el número de marcadores utilizados, se obtiene un resultado más específico.
Búsqueda de verdad y justicia
Ya en democracia, en diciembre de 1983, se derogó la ley de autoamnistía y se juzgó a los líderes de los grupos revolucionarios y a las 3 primeras Juntas Militares. También se creó la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) para investigar las violaciones de los derechos humanos que sucedieron durante la última dictadura cívico-militar, y en septiembre de 1984 se entregó el informe “Nunca Más” donde se recopila toda la información que obtuvieron como resultado de la investigación.
En su prólogo, Ernesto Sabato habla sobre la teoría de los 2 demonios, comparando la violencia de los grupos guerrilleros con la violencia que ejercieron las juntas militares sobre la población. Explica que las Fuerzas Armadas respondieron a los delitos de los terroristas con un terrorismo infinitamente peor que el que pretendian combatir, y caracteriza a los militares como la reencarnacion de demonios que solo ejercian el mal. Menciona que las víctimas de la dictadura son inocentes, y que aunque la persecución y el exterminio pretendía ser contra la guerrilla, en la mayoría de los casos estos morían en combate, por lo que la gran mayoría de los desaparecidos eran personas ajenas que se encontraban en medio de esta guerra.
Entre los años 2003 y 2006, se derogaron las leyes de impunidad que impedían perseguir penalmente a las personas que cometieron crímenes durante la dictadura. Estas eran la Ley de Obediencia Debida (23.521) sancionada en 1987 y la Ley de Punto Final (23.492) sancionada en 1986. También se declaran a estos crímenes como de Lesa Humanidad, dándoles un carácter inconstitucional e imprescriptible, y gracias a todo esto se permite realizar reinicio a los juicios contra los militares.
El 24 de marzo de 2004 se recuperó el predio de la Escuela de Mecánica de la Armada, que fue uno de los más grandes centros clandestinos de detención, tortura y exterminio, y se lo estableció como Espacio de la Memoria.
En marzo de 2006 la CONADEP reeditó y actualizó el informe “Nunca Más” con motivo del 30 aniversario del golpe de estado de 1976 y se publicó un nuevo prólogo escrito por Eduardo Luis Duhalde, quien era en aquel entonces secretario de Derechos Humanos de la Nación.
En este prólogo se rectifica lo escrito por Sábato en 1984, rechazando la teoría de los dos demonios y no dando lugar a la comparación entre las dos violencias, dejando en claro que los desaparecidos si eran personas politizadas, quienes se oponian a la implementación de políticas neoliberales y a la destrucción del estado de bienestar.
Gracias a estos avances, en 2012 se realizó un nuevo juicio por los delitos cometidos en la ESMA, encabezado por el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 5 de la Capital, fueron juzgados 68 acusados, se investigaron 789 hechos y declararon cerca de 900 testigos. En este proceso se unificaron diferentes tramos de la megacausa ESMA, dentro de los que se encontraba el caso de la familia Siver Reinhold. Y en junio del 2015 se condenó a Juan Carlos Lavia, Serafina Susana Marchese, el matrimonio apropiador de Florencia que la registró ilegalmente como hija biológica, y a Vicente Francisco De Luca, médico que firmó la partida de nacimiento falsa.
No se desaparece la memoria
La identidad de una persona no solo se refiere a sus aspectos biológicos, sino que también incluye nuestras experiencias y relaciones en los espacios que habitamos, es un proceso que se desarrolla a lo largo de nuestra vida generando nuestra propia historia en relación a otros y otras.
Pero la identidad, también, es un derecho fundamental que el Estado debe garantizar para que todas las personas puedan conocer su origen.
En el caso de Florencia, como en el de cientos de otras personas, durante la última dictadura este derecho les fue quitado por el propio Estado, mediante un sistema de sustracción de la identidad de niños y niñas.
Las búsquedas de estas identidades continúan, e involucran a nuevas generaciones que tampoco conocen el origen de sus familiares. Hasta que todos los nietos y nietas estén recuperados, el origen de su identidad sigue siendo algo que pone en duda a toda una generación.
A partir del restablecimiento de la democracia el 10 de diciembre de 1983, se evidenciaron tanto retrocesos como avances dentro de las decisiones políticas de los gobiernos nacionales a lo largo de los años. No obstante, lograron establecer a los derechos humanos como algo fundamental para las políticas públicas, impulsado por la insistencia de los ciudadanos por exigir la memoria, verdad y justicia.
En la actualidad, pusieron en discusión el recuerdo de la historia completa evitando centrarse en los crímenes cometidos por las Juntas Militares, considero que, en situaciones como esta, es necesario dejar en claro que el terrorismo de Estado es injustificable, que la violencia ejercida por los militares es incomparable, y que es responsabilidad de todos recordar permanentemente ese momento de nuestro pais. Aunque la memoria siga incompleta hasta que se sepa que sucedió con todas las personas desaparecidas, se deben enseñar las consecuencias de estos hechos y evitar el olvido para que las nuevas generaciones no corran el riesgo de repetir la historia.
Bibliografía:
Abuelas de Plaza de Mayo (https://www.abuelas.org.ar/)
Clases del Taller “Genética y Derechos Humanos”. (2025). UNAHUR.
CONADEP. (1984). Nunca más: Informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas. Buenos Aires: Eudeba.
Ulises de la Orden (Director).(2023). El juicio
Fiscales.gob.ar. (2015) Comenzó el juicio por la apropiación de Florencia Laura Reinhold Siver durante la última dictadura. (https://www.fiscales.gob.ar/lesa-humanidad/comenzo-el-juicio-por-la-apropiacion-de-florencia-laura-reinhold-siver/)