Autora: Aldana Guardia Rodriguez
Edición: Pula Alvarez
Francisco Madariaga Quintela nació en julio de 1977 en el Hospital Militar de Campo de Mayo.
Los padres de Francisco militaban en la columna norte de Montoneros. Su madre, Silvia Mónica Quintela Dallasta, era médica y estaba realizando la residencia como cirujana en el Hospital Municipal de Tigre. La mañana del 17 de enero de 1977, en la localidad Florida, partido de Vicente López, se dirigía a la estación del Ferrocarril Mitre para reunirse con una amiga, cuando fue detenida por personal del Primer Cuerpo del Ejército de civil. En ese momento, tenía 28 años y estaba embarazada de cuatro meses.
El padre de Francisco, Abel Pedro Madariaga, era secretario de prensa y difusión de la organización Montoneros. Abel fue testigo del secuestro de Silvia. Tras este hecho, se escondió en el país, luego en Uruguay y Brasil, hasta que la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) le otorgó asilo en Suecia. Más tarde, ante la dificultad para adaptarse en ese país, vivió en México.
Abel se mantuvo exiliado durante la dictadura, pero por medio de compañeros de militancia le llegó la noticia de que Silvia había dado a luz a su hijo durante su detención. Las abuelas de Francisco, Sara Elena de Madariaga y Ernestina Dallasta de Quintela, lo buscaron durante la dictadura.
Abel regresó al país en 1983, se unió a Abuelas de Plaza de Mayo, donde se desempeñó como secretario. Se sabe que Silvia permaneció retenida en el centro clandestino de detención conocido como “El Campito” de Campo de Mayo. Desde entonces permanece desaparecida.
Francisco fue apropiado por Víctor Alejandro Gallo, oficial de Inteligencia del Ejército Argentino y miembro del Batallón 601. Fue nombrado como Alejandro Ramiro Gallo. En varias entrevistas, contó que vivió una infancia difícil en un contexto de violencia y maltrato.
Tras varios años de dudas, cuestionó sobre su identidad a Inés Susana Colombo, la esposa de Gallo. Entonces, la mujer le confesó que Gallo le habría manifestado que habían abandonado a un niño en el Hospital de Campo de Mayo, y que decidieron criarlo.
El 3 de febrero de 2010, conociendo esta información que le generó la sospecha de ser hijo de desaparecidos, Francisco se presentó en Abuelas de Plaza de Mayo junto a Colombo. Al día siguiente, acudió al Banco Nacional de Datos Genéticos. Finalmente, el 17 de febrero del mismo año, recibió la confirmación: era hijo de Silvia Mónica Quintela Dallasta y Abel Pedro Madariaga.
A sus 32 años, se le restituye su verdadera identidad y se confecciona un nuevo documento en el que adopta el nombre proporcionado por su familia y los apellidos de sus padres. Francisco tuvo la posibilidad de conocer a su padre Abel, a Daniel Quintela, su tío, y a dos primas, Elena y Mariana, que también lo buscaban.
Francisco murió a los 43 años, el 18 de septiembre de 2020, a causa de problemas de salud derivados de una diabetes insulinodependiente. Sus restos fueron depositados en el Río de la Plata, tal como él lo deseaba, porque posiblemente allí estaría junto a su madre. Su padre falleció unos años más tarde, en marzo de 2024.
Contexto genético
Francisco acudió al Hospital Durand para que le realicen la extracción de sangre para su comparación con la información guardada en el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG).
Para la época en la que se resuelve este caso, se había comenzado a hacer uso de los polimorfismos de un nucleótido único o SNPs (single-nucleotide polymorphisms) como marcadores genéticos debido a su utilidad para determinar relaciones familiares. Los SNP consisten en diferencias de un par de base única entre individuos de la misma especie. Estos son resultado de mutaciones puntuales y se heredan como variantes alélicas. Son el tipo de polimorfismo más numeroso en el genoma humano.
La mayoría de los SNP se localizan en ciertas regiones con mayor tendencia a acumular variaciones, como el ADN intrónico y el ADN intergénico, que es no codificante. En las regiones codificantes, llamadas exones, ocurre lo opuesto. Esto se debe a que, al codificar para proteínas, las variaciones en las secuencias pueden resultar nocivas cuando se traducen en proteínas defectuosas. Entonces, estas variaciones, si bien pueden producir enfermedades, suelen ser “eliminadas” por selección natural. En resumen, la mayoría de los SNP suelen ser inocuos.
La utilidad del uso de SNP como marcadores genéticos, se basa en que algunas variaciones pueden ser consideradas como SNPs cuando su incidencia en una población es baja. Entonces, al tratarse de variantes heredables, la presencia del mismo SNP en dos personas puede indicar cierto grado de parentesco. Mediante la secuenciación del DNA es posible la detección directa de los SNPS. También es posible por medio de métodos de micromatrices o microarrays, tecnología en la que el BNDG se capacitó en el mes de abril de 2024.
En el BNDG se comenzó a hacer uso del ADN mitocondrial (ADNmt) para los casos de filiación desde 1992. La información de una persona que puede ser hijo de desaparecidos puede ser comparada por medio del ADNmt debido a que cada individuo hereda mitocondrias únicamente de la madre. Por lo tanto, una persona tiene el mismo ADNmt que su abuela materna, hermanos, tíos maternos. Esto hace que aun en ausencia de la madre, se pueda determinar el porcentaje de probabilidad de que la persona en cuestión pueda ser hijo de una mujer desaparecida.
De esta manera, fue posible la comparación de la información de Francisco con la familia materna para así establecer el grado de probabilidad de que fuera hijo de Silvia Mónica Quintela Dallasta. Además, la presencia de su padre al momento de los análisis, también pudo haber facilitado las pruebas realizadas para corroborar la relación del lado paterno. Cuando no se cuenta con familiares directos, como lo son los padres, establecer el porcentaje de similitud se vuelve una tarea más compleja.
Contexto histórico
La identificación de Francisco se da en el contexto del primer mandato de Cristina Fernández de Kirchner (2007- 2011). Abarcando un periodo un poco más amplio, se puede hacer una consideración de las políticas en materia de DDHH durante los mandatos de Néstor Kirchner (2003-2007) y Cristina Fernández de Kirchner (2007- 2015), debido a que siguieron la misma línea.
Durante el mandato de Néstor Kirchner, algunos de los sucesos a destacar fueron la derogación de las Leyes de Obediencia Debida y Punto Final, conocidas como “leyes de impunidad”. Esto permitió el reinicio de los juicios por delitos de lesa humanidad y se estableció la imprescriptibilidad de los mismos. Además, hubo una extensión de las políticas reparatorias correspondientes a las Leyes: N° 25.914 (Indemnización para las personas que hubieren nacido durante la privación de la libertad de sus madres, o que siendo menores hubiesen permanecido detenidos en relación a sus padres) y N° 26.564, esta última como ampliación de los beneficios de las leyes Nº 24.043 (Indemnización para ex Detenidos) y Nº 24.411 (Indemnización por desaparición forzada o fallecidos por el accionar del terrorismo de Estado).
En 2003, también se crea el Archivo Nacional de la Memoria, institución encargada de preservar la documentación sobre violaciones a los derechos humanos, utilizados como prueba en los juicios por delitos de lesa humanidad.
En el año 2006, con motivo del aniversario número treinta del comienzo de la dictadura, se publica una nueva edición de “Nunca más”. Esta edición, incluyó un nuevo prólogo escrito por Eduardo Luis Duhalde, secretario de Derechos Humanos en aquel momento. A diferencia del prólogo de 1984, se plantean puntos que no habían sido tratados anteriormente. Uno de dichos puntos, fue la intención del autor por resaltar que el gobierno de facto perseguía objetivos económicos de tipo neoliberal que harían perder “conquistas sociales” logradas hasta el momento. Y que, por este motivo, ante la posibilidad del surgimiento de grupos políticos y sociales que se opusieran, aplicaron medidas de violencia e instauraron el terror.
En el prólogo de 1984, se habla de que existía una situación de violencia proveniente tanto desde la extrema derecha como de la extrema izquierda, sin hacer mención de los objetivos económicos perseguidos. Al mismo tiempo, se explica que se trató de una respuesta de las Fuerzas Armadas hacia los delitos de los denominados “terroristas” o “subversivos”. Pero que dicha respuesta, fue extremadamente peor que lo que se combatía, porque se instauró una violación sistemática de los derechos humanos desde el Estado.
Además, el nuevo prólogo, incluye una revisión de la evolución de las políticas implementadas en materia de derechos humanos desde la vuelta de la democracia, algunas planteadas en este texto. Y hace hincapié en la importancia de enseñar a las nuevas generaciones sobre los acontecimientos que se dieron en la historia del país, con el objetivo de evitar que esto vuelva a ocurrir.
Durante los mandatos de Cristina Fernández, se crea el Espacio para la Memoria y para la promoción y defensa de los Derechos Humanos, en el predio de la ex ESMA (2007), el Centro cultural Haroldo Conti (2008) y el Centro de Asistencia Integral a las víctimas del Terrorismo de Estado, Dr. Fernando Ulloa (2009), entre otros.
El 29 de junio de 2011, se sancionó la Ley Nacional de Sitios de Memoria, Nº 26.691, que busca garantizar la preservación, señalización y difusión de los lugares que funcionaron como centros clandestinos de detención y otros donde ocurrieron enterramientos clandestinos, fusilamientos y demás sucesos relacionados. Desde el año 2005, se señalizaron lugares que funcionaron como centros clandestinos de detención durante la dictadura.
En relación al caso seleccionado, en el año 2019 “El Campito”, el lugar donde la madre de Francisco habría estado detenida, fue señalizado como sitio de memoria por la Secretaría de Derechos Humanos. Mientras que, en junio de 2022, el Hospital Militar Campo de Mayo, lugar donde habría nacido Francisco, fue también señalizado como sitio de memoria.
En 2014, terminó el juicio por los partos clandestinos realizados en el hospital de Campo de Mayo. El médico Norberto Bianco, fue condenado a 13 años de prisión, al ser considerado responsable de la sustracción, retención y ocultamiento de Francisco. La obstetra Luisa Arroche, recibió siete años de prisión, por firmar el certificado de nacimiento falso con el que se apropiaron de Francisco.
Tanto el caso de Francisco como de los demás nietos recuperados, son un ejemplo que nos demuestra la importancia de la ciencia como una herramienta para responder a las necesidades de la sociedad. Además, el conocimiento sobre los avances en las tecnologías que involucran al ADN, nos lleva a reflexionar sobre la relevancia por el respeto y la protección de la información genética de las personas.