Autora: Victoria Abril De Lauretis
Edición: Pula Alvarez
La dictadura militar en Argentina tuvo sus inicios el 24 de marzo de 1976, tras un golpe de Estado que derrocó al gobierno constitucional de Isabel Perón. Este golpe de Estado marcó el inicio del “Proceso de Reorganización Nacional”, régimen militar que mantuvo vigencia hasta el año 1983.
Durante estos años, se desarrolla algo llamado Terrorismo de Estado, donde ocurrieron desapariciones sistemáticas y planificadas, esto se convirtio en una herramienta central para eliminar cualquier forma de desacuerdo politico y desarticular organizaciones sociales, politicas y sindicales.
Los Centros Clandestinos de Detención (CCD) fueron instalaciones utilizadas durante este régimen con el fin de llevar a cabo secuestros, torturas, asesinatos y desapariciones, que años después se convirtieron en museos y se mantuvieron intactos durante el correr de los años, ya que muchos de ellos son evidencia en las causas legales en contra de los militares involucrados en estas prácticas.
En 1983, tras el retorno de la democracia, comenzaron los juicios por los crímenes de lesa humanidad. En cuanto a las leyes, en los años 1986 y 1987, durante el gobierno de Alfonsín, se aprobaron las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, donde ambas limitaron el alcance de los juicios por los crímenes ocurridos durante la dictadura. La primera de ellas estaba dirigida a concluir con las investigaciones y lograr que no se juzgue a quienes no fueron denunciados durante el plazo que la ley estipulaba de 60 días. La segunda, impuso a aquellas personas que investigaban los casos, que los imputados habían actuado bajo coerción, es decir que ellos seguían órdenes superiores a las cuales no pudieron oponerse ni resistir.
También, en los años 1989 y 1990, durante el gobierno de Carlos Menem, se les otorga indultos a militares y civiles responsables de crímenes de lesa humanidad. Los indultos consisten en el perdón total o parcial a una pena, se reconoce el delito cometido, pero se elige no sancionar. Donde luego en 2015, esta ley será sancionada.
En 1977, se crea una organización no gubernamental, las Abuelas de Plaza de Mayo, con el objetivo de localizar y restituir a sus familiares a aquellos niños desaparecidos o nacidos durante la dictadura militar.
Una de las parejas desaparecidas fue la de Graciela Tauro y Jorge Rochistein. El 15 de mayo de 1977 fueron vistos por última vez en la localidad de Hurlingham, lugar donde residían; ella estaba embarazada, y meses después de su secuestro, en noviembre, daría a luz a un hijo varón, llamado Ezequiel Rochistein Tauro.
La pareja fue vista en la comisaría 3ra de Castelar y además, Graciela Tauro, también fue vista en el centro clandestino “Mansión Seré” y en el ESMA, allí fue donde ella daría a luz a Ezequiel asistida por Jorge Luis Magnacco, médico militar.
Ezequiel, actualmente es un hombre de 47 años, casado y con tres hijas, él se entera que no era hijo biológico de sus padres a los 24 años, cuando la madre que lo crió, Stela Maris Emildi, antes de entrar en una cirugía, le cuenta que ellos no eran sus padres. Él por muchos años se rehusó a llevar a cabo el reconocimiento de ADN. En una entrevista, él comenta el miedo y la preocupación que estos resultados conllevan. Nunca había imaginado ser hijo de desaparecidos, se consideraba un adoptado más y nunca le gustó indagar en el tema.
Al tiempo de ser citado para este reconocimiento, y al haberse negado, su hermana fue citada por las mismas sospechas de ser hija de desaparecidos; ella aceptó y el análisis dio negativo, dejando a la luz que ella sí era hija biológica de la mujer que había criado a Ezequiel.
En 2004, él se convierte en padre de una nena, Guadalupe, cuando se plantea qué haría si su hija fuese secuestrada. Ezequiel comenta en otra entrevista, que movería cielo y tierra para encontrarla y saber la verdad. En 2010 estaba saliendo de la Fuerza Aérea cuando dos policías federales de Interpol lo detuvieron con una orden judicial para llevarlo al juzgado, intentó negarse, pero se presentó al juzgado. Allí se encontró con personal del hospital Durand y el juez Canicoba Corral, que le pidieron ropa, él volvió a negarse y empezó a discutir con el juez. Luego se allanó la casa de Ezequiel, donde secuestraron sus prendas personales y realizaron el análisis. Tiempo después, el resultado se conoce, y este da positivo, pero ¿en qué consiste este análisis?
Mary Claire King, es una genetista estadounidense la cual impulsó el descubrimiento del “índice de abuelidad” junto a las Abuelas de Plaza de Mayo, que busca identificar a los nietos con sus abuelas a través del ADN mitocondrial. Tras haber recuperado la identidad de Paula Logros en 1984 mediante este índice y este análisis, en 1987 se crea el Banco Nacional de Datos Genéticos con el fin de resolver la filiación de los niños apropiados, o nacidos durante la dictadura militar.
El análisis consiste en el estudio del ADN mitocondrial extraído del ADN de la ropa de Ezequiel. Este tipo de ADN se caracteriza por tener un patrón péptido que se hereda únicamente por parte materna, y éste se mantiene exactamente igual, con una que otra rara modificación, a lo largo de las distintas generaciones. De esta manera es posible identificar el parentesco entre dos personas, con generaciones faltantes de por medio, o sea, que es posible identificar a Ezequiel, con el ADN mitocondrial de quien se cree que es su abuela, y de esta forma establecer el porcentaje de parentesco, sin tener a la madre de Ezequiel. Esto se debe a que la abuela le dio a su madre exactamente el mismo patrón de ADN mitocondrial que ella le dio a Ezequiel.
El ADN mitocondrial es un tipo de cromosoma circular que se encuentran dentro de las organelas celulares llamadas mitocondrias. Las mitocondrias se ubican en el citoplasma y son el sitio de producción de energía y otras funciones metabólicas de la célula. Es la madre la que transmite las mitocondrias y, en consecuencia, el ADN mitocondrial. Dentro de la mitocondria hay un cierto tipo de ADN distinto al del núcleo. El mitocondrial es más pequeño, con aproximadamente 16.500 pares de bases, el cual codifica diferentes proteínas que son específicas de la mitocondria.
El análisis de ADN mitocondrial es una herramienta muy útil en genética para estudiar los parentescos y el análisis consiste en una serie de pasos para determinar el patrón peptídico. Lo primero que se debe realizar es la extracción de este ADN, para lograr esto lo primero que debemos hacer es recolectar una muestra de tejidos musculares, células de piel o de sangre, muestras de saliva, etc. Una vez tengamos la muestra debemos realizar una lisis celular, proceso por el cual la célula se rompe, con la finalidad de liberar las mitocondrias. Esto se puede realizar con agentes suaves que no dañan las mitocondrias. Una vez hecha la lisis celular debemos realizar una serie de centrifugaciones con el fin de precipitar las mitocondrias, luego se realiza una nueva lisis para romper las mitocondrias y poder purificar el ADN que se encuentra dentro de ellas.
Una vez que tengamos el ADN purificado debemos pasar a la secuenciación de una región específica, como por ejemplo una secuenciación de Sanger. Esta consiste en calentar la muestra de ADN con el fin de desnaturalizarla y lograr que sus hebras se separen para luego agregar un cebado y permitir una codificación para ampliar el mismo; luego, mediante marcadores, se genera un cromatograma. Un cromatograma es un gráfico producido por señales que capta un programa, las cuales se envía gracias a marcadores fluorescente que se adhieren a cada base nitrogenada, con el fin de luego reconstruir el orden de la cadena peptídica, y se lee la secuencia obtenida.
Una vez se realiza este proceso con ambas muestras, el ADNmt de Ezequiel y el de su abuela, se comparan y se calcula el índice de abuelidad, una fórmula estadística que, a partir de material genético establece la probabilidad de parentesco entre una abuela y su nieto.
En 2012, tras ser identificado como el nieto recuperado número 102, recibió un nuevo DNI con su verdadera identidad. El cambio de apellido no era algo en lo que él hubiera pensado o quisiese llevar a cabo, pero también significaba un tributo a sus padres biológicos, y a su abuela que lo había buscado por más de 30 años. En el año 2023, Juan Carlos Vazquez Sarmiento, hombre que se acusaba de haber secuestrado a Ezequiel, fue condenado a 15 años de prisión por dicha apropiación. Se cree que lo ocurrido fue que un capitán, superior de Vazquez, le entregó a Ezequiel cuando era un bebe. Y en forma de homenaje, el intendente de Hurlingham, Damian Selci, puso una señalización en dicha localidad para recordar a los padres de Ezequiel como parte de un proyecto llamado «Esquinas de la memoria”.
Al final del día, es muy importante tener la capacidad, no solo mental sino también física, de luchar por aquello que nos pertenece, entender cómo funciona el mundo que nos rodea y de esta forma aprovecharlo lo más posible, como sería el caso del índice de abuelidad. Si bien estos análisis nacen de la necesidad de recuperar la identidad de aquellas personas hijos de desaparecidos, fue un hito para la ciencia, y contar con este recurso y el BNDG, hace esta búsqueda, tal vez, un poco más sencilla.
Actualmente son 137 casos resueltos, o 137 niños que lograron recuperar su identidad gracias al análisis del ADNmt.